5. EL CASO DEL PÁJARO DE ORO
—Ustedes saben —dijo el
profesor Sisley a sus alumnos de la Escuela de Investigadores— que Bután es hoy
un gran exportador de energía hidroeléctrica, cuyo comprador es principalmente
la vecina India. Pero hasta mediados de los años 6o, Bután carecía de
electricidad y, a cambio, abundaba en templetes consagrados a Buda, yaks y
contrabandistas.
Desde luego, los alumnos no lo
sabían, ni eso ni casi nada sobre aquel pequeño reino asiático: pero hartos de
las tablas de tiempos de descomposición de cadáveres, las complejidades del
nuevo sistema AFIS de identificación de huellas digitales por ordenador y los
polígrafos de última generación, esta evocación de
un pequeño reino perdido en el Himalaya, bullendo de delincuentes, consiguió
despertarlos un poco.
—Bien, corría el año 1961 y un
grupo de contrabandistas se habían hecho con un pequeño pájaro de oro, robado
de un templo budista del siglo xvi. Para poder sacarlo fácilmente del Reino,
decidieron fingir que era una simple bagatela dorada; así, hicieron siete
pájaros dorados más, iguales en aspecto al verdadero, esperando pasar el pájaro
de oro y sus réplicas a través de la frontera como artesanías seriadas de
escaso valor. Las réplicas eran muy buenas: de hecho, eran demasiado buenas, y
eso se transformó en un problema para nuestros bandidos, porque tras una noche
de mala borrachera con alcohol casero —la venta de alcohol estaba prohibida en
todo el Reino— el pájaro verdadero se les confundió con los falsos.
Así fue que una noche, a la luz
de las velas del único hotel de la capital discutían cómo hacer para
identificar el verdadero pájaro de oro; el único dato útil que tenían para ello
era el recuerdo de que era apenas un poco más pesado que los falsos. Se
propusieron entonces ir a la mañana siguiente al bazar de la plaza central y
pesar los pájaros en una balanza de dos platillos, de dos en dos, hasta
encontrar el verdadero. Empero, no querían despertar sospechas pesando y
pesando sus pajaritos; urdieron entonces la manera de distinguir el pájaro de
oro en pocas pesadas. ¿Cuántas creen ustedes que será el mínimo de pesadas necesarias?
—Con tres es suficiente —dijo
la joven teniente Trisha Richmond, una de las mejores alumnas de Sisley—. Se
pesan cuatro y cuatro; la balanza se inclinará hacia el grupo de cuatro que más
pese; se divide ese grupo en dos y dos, y otra vez la balanza se inclina al
grupo más pesado; entonces se pesan los dos pájaros de ese grupo, y el más
pesado es el de oro verdadero.
—Muy bien. ¿Y en dos pesadas,
cómo lo harían?
¿Cómo lo haría usted, lector?
Hola,maestra:
ResponderEliminarCreo que la solución es la siguiente:Se colocan 3 huevos en un lado de la balanza y otros 3 en el otro lado,si la balanza se inclina hacia un lado el huevo de oro esta en el lado inclinado, después se coloca 1 huevo en un lado de la balanza y se coloca otro en la otra parte,si no se inclina hacia ningún lado el huevo de oro es el que no esta en la balanza y si la balanza se inclina hacia un lado es el huevo de oro el que esta en ese lado.
De:Lina